Un aneurisma cerebral es un ensanchamiento anormal que se forma en la pared de una arteria del cerebro, debido a una debilidad en los vasos sanguíneos.
Se estima que una de cada cincuenta personas tiene un aneurisma en el cerebro, aunque la inmensa mayoría de ellos no presenta síntomas.
Pero cuando un aneurisma revienta, causando al paciente un repentino y severo dolor de cabeza, el sangrado puede convertirse en una amenaza para su vida, por lo que amerita atención médica inmediata.
Diagnóstico
Para determinar si el dolor u otros síntomas relacionados provienen de la ruptura de un aneurisma o algún otro tipo de accidente cerebrovascular, se requieren pruebas de diagnóstico como
La tomografía computarizada (TC) para determinar si hay sangrado en el cerebro.
Un análisis del líquido cefalorraquídeo para determinar si hay glóbulos rojos en el líquido que rodea el cerebro y la espina dorsal.
La resonancia magnética, para crear imágenes detalladas del cerebro, mediante cortes bidimensionales o imágenes tridimensionales, a través de un campo magnético y ondas de radio.
La angiografía cerebral, mediante la introducción de un catéter que accede a las arterias del cerebro, para obtener imágenes de rayos X que permitan determinar el estado de las arterias y el aneurisma. Por su carácter invasivo, este procedimiento se utiliza cuando las otras pruebas de diagnóstico son insuficientes.
Tratamientos
Los tratamientos para aneurismas intracraneales más frecuentes son el grapado quirúrgico y la embolización endovascular.
- Mediante el procedimiento de grapado, los neurocirujanos expertos apartan la sección del cráneo donde se ubica el aneurisma, para ubicar el vaso sanguíneo que lo alimenta y colocarle una pequeña grapa quirúrgica, con el fin de detener el flujo de sangre.
- En el procedimiento de embolización endovascular es una forma de sellar el aneurisma, a través de una arteria. Consiste en insertar un catéter a lo largo de una arteria hasta llegar al aneurisma e introducir un alambre blando para enroscarlo dentro del aneurisma, con el fin de detener el flujo sanguíneo.
Es preciso aclarar que ambos procedimientos implican posibles riesgos y aunque la embolización endovascular es menos invasiva y, en principio, más segura, el riesgo aumenta si el aneurisma se llega a abrir y hay que repetir el tratamiento.
Una alternativa adicional para el tratamiento del aneurisma cerebral, en los casos grandes y complejos que no pueden tratarse con las otras opciones mencionadas, es la utilización de desviadores de flujo (implantes tubulares similares a los stents utilizados para el tratamiento de una arteria coronaria) con el fin de evitar que la sangre llegue al saco aneurismático.
Al evitar que la sangre llegue al aneurisma se estimula la curación de la arteria afectada y la reconstrucción de la arteria principal.
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