El dolor facial es una molestia común que puede tener múltiples causas, desde condiciones musculares hasta trastornos neurológicos complejos. Un dolor persistente o incapacitante en el rostro puede ser una de las primeras señales que debe de considerar, sin embargo, reconocer su motivo puede marcar la diferencia en su tratamiento.
Le explicamos como reconocer cuando es indispensable agendar una cita para realizar evaluaciones profesionales.
Dolor facial musculoesquelético: causas y tratamiento
Uno de los orígenes más frecuentes del dolor facial está relacionado con problemas musculares o articulares. Este tipo de dolor suele ser más difuso, aparece con el movimiento o el estrés, y puede incluir:
- Trastornos de la articulación temporomandibular (ATM): Generan dolor al masticar, abrir mucho la boca o al hablar. También pueden provocar chasquidos o sensación de bloqueo mandibular.
- Bruxismo: El hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante la noche, produce tensión en los músculos faciales y dolores al despertar.
- Sobrecarga muscular: Causada por el estrés o malas posturas, puede generar puntos gatillo que irradian dolor a la mandíbula, mejillas o sienes.
El tratamiento en estos casos incluye terapias físicas, férulas dentales, relajación muscular y control del estrés. No suelen representar una amenaza neurológica, pero si el dolor persiste, es recomendable una valoración más profunda.
Dolor facial neuropático: neuralgia del trigémino
Cuando el dolor facial es agudo, en forma de descargas eléctricas, y aparece de manera súbita ante estímulos simples como lavarse la cara o hablar, puede tratarse de una neuralgia del trigémino.
Este tipo de dolor se considera neuropático porque está vinculado a una alteración o irritación del nervio trigémino, que transmite las sensaciones del rostro al cerebro. Es una de las formas más intensas de dolor facial y requiere un enfoque médico especializado. Entre sus características principales se encuentran:
- Dolor unilateral, generalmente en la mejilla o mandíbula.
- Episodios breves pero intensos, que pueden repetirse varias veces al día.
- Hipersensibilidad a estímulos como el viento, el roce o ciertos movimientos faciales.
Existen tratamientos efectivos para la neuralgia del trigémino, que incluyen medicamentos anticonvulsivos, procedimientos de bloqueo nervioso y, en casos seleccionados, microcirugía descompresiva.
¿Cuándo el dolor facial indica un problema neurológico grave?
Aunque muchas causas de dolor facial no son graves, algunos síntomas pueden indicar condiciones neurológicas más serias como tumores cerebrales, malformaciones vasculares o compresiones nerviosas. En estos casos, se recomienda buscar atención médica especializada, especialmente si el dolor facial se acompaña de:
- Pérdida de sensibilidad en el rostro o debilidad muscular.
- Dolor persistente que no mejora con tratamientos convencionales.
- Cambios en la visión, el habla o la coordinación.
- Aparición de otros síntomas neurológicos como convulsiones o pérdida de conciencia.
En casos especiales y para una evaluación más oportuna, se puede requerir estudios de imagen como es una resonancia magnética, permitiendo tener una imagen clara del estado del problema.
Comprender los distintos tipos de dolor facial permite a los pacientes buscar la ayuda adecuada a tiempo. Ya sea un dolor musculoesquelético o neuropático, contar con una evaluación profesional es esencial para aliviar el dolo y evitar complicaciones. Si presenta alguno de estos síntomas, agende una cita con nosotros, será un gusto poder ayudarle a mejorar su calidad de vida.