El nervio ciático es el nervio más grande y largo del organismo. Se extiende desde la parte baja de la columna, pasa por la parte posterior de la pierna y llega hasta los dedos del pie.
Es un manojo de fibras nerviosas que comienza en las raíces lumbares de la parte inferior de la espalda (vértebras L4, L5 y S1 a S3) y su función inicia en la parte baja de la columna lumbar y los glúteos.
Luego, el nervio descuente por la pierna y, a la altura de la rodilla, se divide en dos ramas que llegan hasta la planta, el empeine y los dedos del pie. Es el responsable de la movilidad y la sensibilidad de la parte posterior y lateral de la pierna, planta del pie, el empeine y los dedos.
Cuando el nervio ciático o sus raíces sufren algún daño, como una irritación, una punzada o un aplastamiento, la persona puede sufrir diversos tipos de molestia, a los que conocemos como “ciática”.
Síntomas de la ciática
Lo más común es que el daño se manifieste con dolor, entumecimiento, debilidad muscular, hormigueo o sensación de ardor, en una sola pierna. Los síntomas comienzan en la parte baja de la espalda o en un glúteo y se intensifican en la parte posterior de la pierna.
La sensación dolorosa, el entumecimiento, la debilidad muscular, el hormigueo o el ardor, puede extenderse hasta los dedos del pie y alcanzar tanta intensidad, que puede causar cojera o dificultades para caminar.
La ciática suele empeorar debido a un movimiento brusco, como levantarse de la cama o una silla; a posiciones mantenidas durante largo tiempo, como estar sentado, o al realizar un esfuerzo físico, como mover un mueble o levantar una carga.
También puede aparecer a continuación de un episodio de lumbalgia (dolor de espalda).
Tratamiento
El malestar en el nervio ciático suele desaparecer por sí solo, sin necesidad de tratamiento médico, algunos días después de que la persona sufre la fase aguda del dolor.
El reposo puede ayudar, como recurso terapéutico, pero sólo durante los tres días posteriores al episodio de mayor dolor. Después, lo que corresponde es ir regresando a la actividad normal, sin hacer esfuerzos extremos.
Pero, si las molestias se prolongan por más de una semana, lo conveniente es que el paciente solicite ayuda profesional, para que un médico especializado le ayude en la rehabilitación, mediante terapia física o la medicación para el tratamiento del dolor.
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