La columna vertebral es una compleja estructura compuesta por hueso, cartílago y nervios que, al conectar el cerebro con el resto del cuerpo, nos permite mantener el equilibrio y caminar.
Por la amplitud de la estructura y la función que cumple, la columna es propensa a presentar diversas patologías, como hernias de diversos tipos, estenosis, artrodesis, tumores y traumatismos.
La tradicional cirugía de columna había presentado ciertos riesgos, como las infecciones, daños en los nervios y la posibilidad de que la operación no resolviera el inconveniente. En el mejor de los casos, el período de recuperación podía tardar meses.
Pero la tecnología médica más avanzada nos provee de instrumentos admirablemente ventajosos, tanto para la realización de diagnósticos (resonancias magnéticas y tomografías axiales computarizadas, por ejemplo) como para la práctica quirúrgica.
La solución que nos aporta la cirugía mínimamente invasiva, a través del endoscopio, es tan efectiva, que un paciente puede irse a su casa veinticuatro horas después de la operación.
Por un lado, el diagnóstico por imágenes nos facilita a los neurocirujanos saber el punto exacto de la intervención y, por otro lado, la endoscopía nos permite ver a través de monitores y realizar la intervención mediante instrumentos de altísima precisión.
A través de una (o varias) incisiones de menos de un centímetro, la endoscopia nos permite:
- Iluminar directamente el objetivo.
- Introducir una cámara que transmite la imagen a un monitor de gran nitidez.
- Disponer de un sistema de irrigación continua de suero, para limpiar el espacio donde vamos a operar.
- Introducir los instrumentos que se necesitan para realizar la cirugía.
Mediante este procedimiento, podemos realizar intervenciones como:
- Cirugía de disco, cuando una raíz de un nervio espinal (en el cuello cervical o la espalda baja) se comprime, lesiona o inflama.
- Cirugía cervical, para descomprimir los nervios espinales, cuando los pacientes presentan radiculopatía cervical sin artritis de las articulaciones del cuello. Este procedimiento también es un recurso los pacientes que presentan artritis preexistente del cuello, con el fin de realizar una discectomía anterior y fusionar o reemplazar un disco.
- Cirugía lumbar, para tratar afecciones en un disco herniado o roto en la parte baja de la espalda. Los candidatos a una cirugía mínimamente invasiva deben presentar una altura de disco bien mantenida, con un colapso de disco del 30% o menos, y no debe presentar evidencia de acumulación de hueso en la cavidad espinal.
- Cirugía de estenosis espinal, para extraer el hueso que comprime las raíces nerviosas (en la región cervical o torácica del cuerpo) como consecuencia del envejecimiento y el desgaste de la columna vertebral.
- Fusión espinal para la columna lumbar, para corregir una parte inestable de la columna, uniendo dos o más vértebras, con el fin de estabilizar las vértebras y aliviar el dolor de espalda crónico.
Con estos procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos, citados a manera de ejemplo, logramos mejores soluciones, minimizamos daños en los tejidos que rodean la zona a operar y permitimos al paciente una mejor recuperación.
Cito, entre las diversas ventajas de la cirugía mínimamente invasiva, una menor pérdida de sangre y la consecuente reducción de transfusiones, menor necesidad de analgésicos, la reducción del tiempo para la movilización del paciente, menor riesgo de infecciones y una significativa reducción del dolor.
En conclusión, la cirugía mínimamente invasiva que los especialistas practicamos en Costa Rica, redunda en la calidad en la recuperación del paciente. ¿Considera que necesita una cirugía de columna? Contácteme y agendemos una cita para analizar su caso.