El líquido cefalorraquídeo es una sustancia parecida al agua, es producido por los tejidos que recubren los ventrículos del cerebro, fluye por los espacios que rodean el cerebro y la médula espinal.
Cumple la función de amortiguador, para evitar lesiones cerebrales, elimina los desechos del metabolismo del cerebro y fluye de cavidad en cavidad, en el cerebro y la columna, para mantener una presión constante y compensar los cambios en la presión arterial del cerebro.
Cuando se acumula líquido cefalorraquídeo dentro de las cavidades profundas del cerebro (los ventrículos) puede dañar los tejidos cerebrales y deteriorar la función cerebral. Esta es la patología que los neurocirujanos conocemos como hidrocefalia.
La hidrocefalia es una enfermedad que puede aparecer a cualquier edad, con signos y síntomas que pueden variar según el grupo etario, pero enumeramos algunos de los que muestran o sufren los bebés y los adultos mayores, por ser los de mayor incidencia:
En los bebés:
- Cabeza inusualmente grande
- Rápido aumento del tamaño de la cabeza
- Un punto blando, hinchado o rígido, en la parte superior de la cabeza
- Vómitos
- Somnolencia
- Irritabilidad
- Dificultad para alimentarse
- Convulsiones
- Dificultad para respirar
- Ojos fijos hacia abajo
- Respuesta deficiente al tacto
- Falta de voluntad para mover la cabeza.
En los adultos mayores
- Necesidad de orinar frecuentemente y pérdida de control sobre la vejiga.
- Pérdida de memoria y de otras capacidades de pensamiento y razonamiento.
- Arrastre de los pies o sensación de tener los pies atascados.
- Deficiente coordinación y control del equilibrio.
En presencia de cualesquiera de los signos o síntomas mencionados, es preciso buscar atención médica urgente, para diagnosticar si se está en presencia de un caso de hidrocefalia.
Es posible que el tratamiento demande una intervención quirúrgica, para drenar el líquido excesivo. Básicamente, contamos con dos opciones para el tratamiento:
1. Las derivaciones
Consiste en la implantación de una derivación, es decir, de un tubo de silicona y plástico, que redirige el líquido cefalorraquídeo hacia otra parte del cuerpo, como podría ser el abdomen. De esta manera logramos que los ventrículos recuperen el tamaño normal.
2. La ventriculostomía endoscópica del tercer ventrículo
Consiste en la práctica de una pequeña perforación en la pared del tercer ventrículo, con la ayuda de un endoscopio, para drenar el exceso de líquido hacia otro de los espacios de líquido cefalorraquídeo normales del cuerpo.
Puesto que la ventriculostomía endoscópica no es un tratamiento adecuado para todas las personas, es necesario el criterio de especialistas en cirugía neurológica, para determinar el procedimiento a seguir.
Si necesita realizar una consulta a especialistas neurocirugía, no tenga duda en contactarme. Soy un médico especializado, con una amplia y comprobada experiencia en cirugía de base de cráneo y demás enfermedades del sistema neurológico.