Si bien cada vez que hablamos de una cirugía en el cráneo nos ponemos nerviosos, la verdad que es una intervención de bajo riesgo que se realiza con frecuencia por médicos especialistas en neurocirugía, como es mi caso.
Entendámoslo más fácilmente. Un hematoma subdural crónico es una acumulación de sangre o sus deshechos bajo la capa ósea del cráneo, entre las membranas de las meninges que rodean el cerebro.
Para su diagnóstico basta con un TAC donde se aprecia una imagen en forma de semiluna, entre el tejido cerebral y el hueso.
Ahora bien, ¿Qué produce un hematoma subdural?
Normalmente es el resultado de un traumatismo craneal grave o menor, ocasionados por:
- Un fuerte golpe en la cabeza.
- Medicamentos anticoagulantes.
- Consumo prolongado de alcohol.
- Afecciones médicas que provocan que su sangre no coagule correctamente.
- Traumatismo craneal repetitivo, a raíz de caídas continuas.
Y lamentablemente, en bebés y niños pequeños, un hematoma subdural puede ocurrir después de sufrir abuso infantil y comúnmente aparecen como parte del síndrome del niño maltratado, por los golpes que recibe de personas adultas.
Ante esto, ¿Cómo es la cirugía para evacuar esa acumulación de sangre?
El método se centra en realizar una o dos incisiones en el cuero cabelludo y una perforación de entre 5 y 8 milímetros de diámetro en el cráneo con un trépano, para drenar la sangre y aliviar la presión en el cerebro.
Se coloca una cánula de drenaje elástica que permite instilar suero y aspirar luego suero y la sangre o sus deshechos acumulados en el hematoma. Eso sí, si el hematoma es muy grande, se suele extraer una porción mayor del hueso para poder retirarlo.
Posteriormente, cuando se comprueba que el hematoma salió completo y ya el cerebro se expandió ocupando el lugar que antes tenía la acumulación de sangre, se sutura la herida.
Pero, ¿Qué pasa si no se corrigió por completo el hematoma?
En esa situación será necesario dejar colocada una cánula para drenar los líquidos que aún queda, durante 24 o 48 horas, y después cerrar el orificio. Siempre en internamiento y bajo observación del especialista.
Ahora sí, ¿Qué riesgos implica esta intervención?
Efectivamente, es necesario tomar medidas para disminuir el riesgo de una infección o hemorragia postoperatoria y prevenir que no quede aire en la cavidad craneana.
Además, lo comúnmente recomendado son entre cinco y siete días de hospitalización; y el tiempo de recuperación puede contemplar hasta 3 meses. Debido precisamente a lo delicado de la intervención es que usted no puede poner su salud en manos de cualquiera.
Yo soy médico cirujano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y realicé la especialidad en neurocirugía en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”.
Además, hice subespecialidad en Cirugía de Base de Cráneo en el Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de México (ISSSTE).
En Costa Rica, he laborado como Médico Asistente Especialista en Neurocirugía, en el Hospital San Juan de Dios, de la Caja Costarricense del Seguro Social, y tengo mucha experiencia en este tipo de intervenciones médicas. Contácteme, con gusto aclararé sus dudas y buscaremos la solución más integral y efectiva para su situación médica.