Las lesiones de la columna son trastornos de la salud muy frecuentes, causados por accidentes, sobreesfuerzos y malas posturas.
La lumbalgia, por ejemplo, es una de las dolencias más comunes y aunque nadie puede obviar las limitaciones o los impedimentos que causa al paciente para realizar sus labores habituales, a menudo se cura sola.
En este caso, basta con recurrir a medicamentos antiinflamatorios, aplicaciones de calor y prácticas de fisioterapia, durante algunos días o algunas semanas, para regresar a la actividad cotidiana.
Pero, cuando los tratamientos conservadores no funcionan, el dolor que desciende hacia un brazo o una pierna, o ambos, puede deberse a una compresión de nervios en la columna vertebral que amerita una intervención quirúrgica.
Podría tratarse de roturas o hernias de disco que presionan contra un nervio raquídeo y afectan su funcionamiento o de un exceso de hueso que afecta y puede reducir el espacio que los nervios necesitan para salir a través de la columna.
Entre las diversas opciones con que contamos para intervenir la columna vertebral, consideramos tratamientos como la estimulación transcutánea, la denervación por radiofrecuencia o la neuroestimulación medular.
La tecnología también los facilita el recurso de la cirugía con mínimamente invasivas, que reducen los efectos de la operación quirúrgica convencional y ofrecen al paciente la oportunidad de recuperarse con menos dolor, durante un período más corto.
La cirugía es un procedimiento que utilizamos los neurocirujanos para descomprimir, movilizar los elementos y fijar o sustituir las estructuras vertebrales, en los casos más complejos. Básicamente, existen cuatro tipos de cirugía de espalda:
Discectomía:
Consiste en la extracción de la parte herniada del disco y tiene el objetivo de aliviar la irritación y la inflamación de un nervio. Generalmente, requiere la extracción parcial o total de la parte trasera de la vértebra, para acceder a la rotura de disco.
Laminectomía:
Se realiza para extraer el hueso que recubre el conducto vertebral, con el fin de agrandarlo y aliviar la presión entre los nervios causada por el estrechamiento (estenosis) del conducto vertebral.
Fusión espinal (espondilodesis o espondilosindesis):
Para unir dos o más vértebras, para agregar estabilidad cuando existe una fractura en la columna y aliviar el dolor que sufre el paciente.
Discos artificiales:
Se les implanta como alternativa a la fusión espinal, para eliminar o disminuir el movimiento doloroso que causa la degeneración o lesión de un disco.
De considerarse necesaria, la operación quirúrgica, contamos con la preparación académica, la experiencia, los instrumentos y un entorno óptimo para procurar la feliz recuperación del paciente. ¡Contáctenos y analicemos su caso!