Para entender, en términos sencillos, la enfermedad que conocemos como hernia de disco o hernia discal, visualicemos tres componentes de la columna vertebral: las vértebras, las almohadillas de amortiguamiento que existen entre las vértebras y los nervios.
Cuando una almohadilla, conocida en términos médicos como disco intervertebral, se rompe, la sustancia gelatinosa que contiene se escapa e irrita los nervios cercanos. Ese es el fenómeno que conocemos como hernia discal.
Las causas de la hernia discal pueden ser diversas:
- El sobreesfuerzo al que se ven sometidas las personas que realizan actividades pesadas, repetidas y continuadas.
- El aumento del peso corporal, por causa de la obesidad o el embarazo, como desencadenante de desviaciones de la columna y una presión mayor sobre los discos intervertebrales.
- La flexión o extensión repetida o brusca de la columna, característica de algunas actividades deportivas.
- Una franja etaria que se ubica entre los 30 y los 50 años, probablemente relacionada con una mayor incidencia de movimientos bruscos y el traslado de objetos pesados.
- Una forzada posición del cuerpo durante períodos prolongados, como los que exigen los trabajos de oficina, además de ciertas actividades que producen vibraciones repetidas del cuerpo.
Síntomas y diagnóstico
Es muy frecuente que una hernia de disco no genere síntomas y pase inadvertida, pero hay ocasiones en que causa dolor en brazos y piernas, entumecimiento y hormigueo y debilidad para caminar o levantar o sostener objetos.
Cuando hay síntomas, es preciso que la persona consulte a su médico. En este caso, los neurocirujanos realizamos un diagnóstico que parte de un examen físico, para detectar sensibilidad y evaluar los reflejos, la fuerza muscular, la capacidad del paciente para caminar y sentir toques, pinchazos o vibraciones.
Cuando encontramos indicios de la presencia de una hernia de disco, podemos recurrir a radiografías, tomografías computarizadas, resonancia magnética o mielogramas.
Tratamiento para las hernias de disco
Es muy frecuente que la solución a una hernia discal se encuentre en un tratamiento conservador, consistente en la práctica de ejercicios y la aplicación de analgésicos de venta libre, inyecciones de cortisona o relajantes musculares.
La cirugía, como opción para el tratamiento de una hernia de disco, es más bien excepcional. Los neurocirujanos sugerimos la intervención quirúrgica cuando los tratamientos conservadores no eliminan o minimizan los síntomas, después de seis semanas.
Los alcances de la intervención dependerán de los resultados del diagnóstico y puede ser que sólo se necesite extirpar la parte sobresaliente del disco intervertebral dañado.
En las situaciones más complejas, es posible que se requiera la total eliminación del disco, en cuyo caso también se hace necesario fusionar las vértebras con un injerto óseo o implantar un disco artificial.
En todo caso, una cirugía vertebral o espinal debe ser tratada, necesariamente, por neurocirujanos de comprobada preparación y experiencia, respaldados por equipos profesionales y tecnológicos de avanzada.
En presencia de síntomas que sugieren la aparición de una hernia discal, no dude el contactarme. Podemos hacer una cita y analizar su caso.