Fístulas de líquido cefalorraquídeo

Una fístula es un conducto que se abre anormalmente en una cavidad del cuerpo, creando una comunicación con otra cavidad orgánica o con el exterior.

La fístula del líquido cefalorraquídeo es la comunicación anómala del espacio por donde circula el líquido (espacio subaracnoideo) con el exterior, permitiéndole fluir libremente fuera del organismo.

Los síntomas varían de acuerdo donde se encuentre ubicada la fístula. El escape de líquido se puede dar por la nariz (rinorrea) mediante un goteo nasal constante de una sustancia líquida, o por el oído (otorrea).

Puede causar intensos dolores de cabeza, náuseas, vómitos, vértigos, acufenos y disminución de la audición, pero el principal inconveniente proviene de la conexión directa que abre entre el sistema nervioso central y el exterior, porque se convierte en la puerta de entrada de gérmenes patógenos, causantes de meningitis.

Las fístulas surgen de la ruptura de las barreras que separan la cavidad nasal y la base craneal, la duramadre y la membrana aracnoidea y pueden deberse a causas post traumáticas, postoperatorias o asociadas con lesiones tumorales o hipertensión endocranena benigna.

Básicamente, el diagnóstico consiste en la confirmación de la existencia de salida de líquido por una herida quirúrgica, la nariz, la trompa de Eustaquio o hacia el oído medio.

El tratamiento varía desde el reposo horizontal con elevación de la cabeza y medicación, hasta la realización de punciones lumbares y la intervención quirúrgica.

El tratamiento quirúrgico, por vía intracraneana o extracraneana, consiste básicamente en el cierre de la ruptura con injertos de músculo o fascia y se ve favorecido por avanzadas herramientas terapéuticas cada vez menos invasivas y más eficaces.